En los últimos meses, los canales de TV, los diarios, las aulas, las calles, las radios, los kioscos, los bares, los cafe's, las peluquerías, no redundaron en hacerle espacio al diálogo sobre la nueva y controvertida ley de radiodifusión.
Ante tantas idas y vueltas, negociados, arreglos, tranzas, sobres... y demás ya es Ley, guste o no.
Resulta cómico que si bien lo que se pretende eliminar es la concentración de poder de los grupos económicos sobre los medios (entre tantas otras cosas), es decir que los medios no estén en manos de pocas personas, el gobierno pase a ser el que los controle a todos (sería como decirle a un nene "no comas todos los caramelos porque hace mal", y cuando te los da, uno se los como todos).
Bajo una clara intención por parte del gobierno de perpetuarse en el poder y tener un control absoluto de los medios de comunicación, donde la única cadena que vale es la cadena nacional, se esconden los miedos, las dudas, las mentiras y los errores que demuestran día a día el matri - demonio Kirchner.
En toda esta vorágine, alguien se preguntó ¿Por qué tanto apuro por sancionarla? Si mal no recuerdo desde el 2003 que están en el poder y con mayoría en el congreso. Justo ahora, y luego del traspié en las elecciones del 28 de junio, se acordaron que había una "ley de la dictadura" que hay que modificar. Mucha coincidencia de cara a la campaña política de 2011.
En este contexto lo cierto es que nadie se acuerda de la Gripe A, de los datos manipulados del INDEC, de la pobreza, el desempleo. Sólo es ley K. Estamos lejos de los deseos de cambiar en la actual Ley de Medios para “desterrar una Ley de la dictadura”, salvaguardar la “libertad de expresión”, ampliar la “libertad de opinión” y buscar la “democratización de los medios" como se jactan desde el poder.
No se extrañen que en noviembre salga a la venta el libro "La razón de mi vida vol. II" en color y con un cd de regalo con la programación y las publicidades de canal 7.
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